Juárez atraviesa un momento de relativa estabilidad en cuanto a resultados, acumulando cinco partidos consecutivos sin conocer la derrota, con un balance de cuatro empates y una victoria. En su compromiso más reciente, firmaron un empate 2-2 frente a Necaxa, en un duelo que contrastó con la tónica habitual de sus presentaciones, generalmente caracterizadas por un bajo número de goles. A pesar de este resultado más abierto, los “Bravos” continúan mostrando un perfil marcadamente conservador, priorizando el orden defensivo y buscando minimizar los riesgos en su campo. Este enfoque les ha permitido ser un equipo difícil de vulnerar, aunque también ha evidenciado limitaciones importantes en la generación de juego ofensivo, lo que les impide tener una mayor contundencia de cara al arco rival.
Querétaro llega a este tramo final del torneo con un rendimiento marcado por la irregularidad, acumulando dos victorias, dos derrotas y un empate en sus últimas cinco presentaciones, lo que refleja un equipo que aún busca consolidarse en su funcionamiento. En su último compromiso, fueron derrotados por 1-2 ante Atlas, en un duelo donde quedaron al descubierto ciertas fragilidades en defensa y una falta de claridad en la creación ofensiva. Cuando juegan fuera de casa, los “Gallos Blancos” tienden a adoptar una postura más reactiva, cediendo la iniciativa al rival y buscando controlar el balón solo por tramos, pero sin asumir demasiados riesgos en el último tercio del campo, lo que limita su capacidad para generar ocasiones de peligro con regularidad.